CASO DEBANHI ESCOBAR: FEMINICIDIOS EN MÉXICO
En los últimos 40 años México ha sido el escenario protagonista en el alza en muertes violentas hacia las mujeres. Feminicidios, desapariciones, además de violencia en muchas manifestaciones como agresiones físicas, sexuales, políticas, laborales entre otras, pero para efectos de este artículo sólo se hablará de la muerte y las desapariciones de miles de mujeres, y para ello se tomará el caso específico del feminicidio de la joven Debanhi Escobar.
Por ello, Seguridad en América (SEA) platicó con Alejandra Robles, perito social con perspectiva de género, violencia hacia las mujeres y derechos humanos, quien comentó que “en materia de derecho para las víctimas y familias víctimas de feminicidio, seguimos debiéndoles mucho”.
Es una lucha muy larga para lograr en un primer momento un intento de denuncia para las mujeres que son violentadas hasta que ya no pueden más o hasta que ya no hay vuelta atrás y en un segundo momento lograr la tipificación de feminicidio en un caso y que se reconozca con perspectiva de género la sentencia para los responsables. Tan solo el caso “Lesvy Berlín” tardo más de cinco años, gracias a la incansable lucha de su madre, Araceli Osorio Martínez, y pese al entorpecimiento de las autoridades universitarias.
CASO DEBANHI ESCOBAR
Debanhi Escobar, de 18 años de edad, estuvo desaparecida 13 días hasta que las autoridades encontraron su cadáver en el fondo de una cisterna de un motel. Debanhi había salido de fiesta con dos amigas en el estado de Nuevo León y se desplazaban con un conductor de una empresa de transporte por aplicación, pero fuera del servicio de la empresa de transporte, ya que visitarían varios lugares antes de su desaparición.
Cerca de las 03:40 horas, Debanhi se retiró del lugar y pidió irse sin compañía de sus amigas (en las declaraciones las amigas no explicaron más), el conductor tomó la última foto con vida de la joven, para avisarle a sus amigas que la había dejado sola en la carretera por decisión de ella, él fue el primer sospechoso de haber abusado de ella y después asesinarla, pero tras varias entrevistas y pruebas que presentó se encontró inocente.
El caso se comenzó a viralizar por redes sociales y después noticias nacionales en canales abiertos dieron un gran peso al fallecimiento de Debanhi. Fue tanto el impacto mediático que tuvo este caso en específico que comenzaron a presionar demasiado a la fiscalía, las autoridades y el gobierno del estado de Nuevo León, que centraron gran parte de recursos y personal para su búsqueda.
Este caso abrió muchas interrogantes sobre el trabajo de las autoridades, ya que hubo inconsistencias en sus procesos como, por ejemplo, que en un inicio declararon que no había cámaras de seguridad en funcionamiento y después que sí, también el hecho que fue hallada en una cisterna donde se había buscado en dos ocasiones anteriores. Hay muchos otros detalles sobre el caso, como que en un motel donde el servicio es 24/7 nadie la vio llegar, pero los videos muestran como ella iba huyendo de algo o alguien. A la fecha no se sabe exactamente cómo ocurrió y aún no hay una persona responsable por su muerte, aunque han salido más pistas como una credencial de la víctima hallada a 20 km de donde se encontró su cuerpo, lo que hace que el caso cambie.
¿QUÉ ES EL FEMINICIDIO?
Para hablar de un caso especifico de la muerte de una mujer y definirla como feminicidio hay que entender cuál es el contexto en el que se denomina como tal. El término “feminicidio” fue acuñado en Inglaterra, que se refiere al “asesinato de mujeres por razones de género” y fue Diana Russell quien utilizó el término femicide por primera vez en 1976 ante el Tribunal Internacional sobre Crímenes contra la Mujer en Bruselas, definiendo así las formas de violencia contra la mujer. Russell, junto con Jane Caputi, redefinen este concepto en el año 1990 como el “asesinato de mujeres por hombres motivado por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia las mujeres”1.
Con el paso del tiempo el término fue modificado y se añadieron motivos, actores involucrados en el acto de la muerte intencionada de una mujer, tal cual el abuso sexual, o incluso si éste venía de otra mujer.
FEMINICIDIO EN MÉXICO
En México, para hablar de feminicidio y lo que lo define es pertinente recordar por qué surgió y se tipificó como tal, la discusión teórica y final implementación legal de este término fue en el caso específico de la desaparición y asesinato rutinario de cientos de niñas y mujeres en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez, Chihuahua, México, donde más de 300 cuerpos de mujeres y niñas fueron hallados en un periodo de 10 años de 1993 a 2003, por lo que se le denominó en conjunto a todos estos lamentables casos como uno solo: “Las muertas de Juárez”. Posteriormente en 2006 con la llamada “guerra contra el narco”, promovida por el ex mandatario, Felipe Calderón, se desató una ola de violencia más fuerte donde las muertes y desapariciones aumentaron considerablemente.
En 2003, la estatal y autónoma Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) difundió un informe especial sobre esos asesinatos y expuso los casos de 263 asesinadas y 4 mil 587 desaparecidas desde 1993. Acusó a autoridades del estado de Chihuahua, donde se ubica Ciudad Juárez, y municipales, de graves omisiones en la investigación de esos crímenes. Lo cual encaja perfectamente con las primeras descripciones del término al haber un alto grado de impunidad por parte de los gobiernos y su gabinete, así como el actuar de la policía, aunque se es parte de la misma cadena de descomposición.
El gobierno de México actualmente denomina al feminicidio como “la muerte violenta de las mujeres por razones de género, tipificada en nuestro sistema penal como feminicidio, es la forma más extrema de violencia contra la mujer”. Aunque exista esta tipificación, la realidad de las cosas es que ayuda para la parte burocrática y administrativa, más no a la prevención de los actos, así como el acceso a la justicia para las familias, por ello es que la definición inicial sobre el feminicidio es también sobre el actuar de la policía y la impunidad para que sea considerado como tal.
Con el paso de los años, la violencia hacia las mujeres no ha disminuido, más bien el Estado y la sociedad han normalizado este hecho como parte de la vida cotidiana de los mexicanos, algunos nos han caracterizado por no tener memoria histórica, claro que es estremecedor cuando un caso como el de Debanhi Escobar es sonado en los medios y las redes sociales que se vuelve viral, de ser un caso individual se vuelve un tema hasta político. Pero la realidad de México es que cada día desaparecen seis mujeres según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, 748 mujeres han desaparecido durante el año en curso.
Robles Barrios afirmó que “cada día se suman más mujeres y niñas desaparecidas a la lista. En un país donde hay una decena de feminicidios diarios, las personas desaparecen en todo tipo de condiciones, a plena luz del día, solas o acompañadas. La revictimización a las víctimas y sus redes de apoyo es algo que debe parar. El caso de Debanhi nos deja ver que vivimos en una cultura de linchamiento donde claro está, no hay una noción de justicia, así que la tendencia es señalar a las víctimas y/o sus inmediatos, en este caso sus amigas, su familia y hasta la misma víctima en lugar de las autoridades. No es el comportamiento de la mujer, ebria o no, no es el horario, no es la presencia de los padres de familia; cualquier mujer o niña es potencialmente una víctima en México”.
PRESIÓN MEDIÁTICA Y ACCESO A LA JUSTICIA
Para ser hallada hay que ser escuchada. Si bien es cierto que los trabajos policiacos dejaron mucho que desear, al final se encontró su cuerpo, con más preguntas que las anteriores, pero apareció, sin embargo, esto se logró no por los primeros protocolos de actuación e inteligencia de los cuerpos de seguridad, sino por la presión mediática que la fiscalía estaba recibiendo, día con día, hora tras hora.
Las redes sociales estallaban por el nombre de Debanhi Escobar, la última foto que tomó el taxista se volvió un estandarte para su lucha, todo México se paralizó por la noticia, todos sentían un pesar y una preocupación por su paradero, desde las redes sociales se manifestaba la inconformidad del pueblo, colectivos de mujeres feministas, de familiares de desaparecidos mostraron su apoyo total a la familia, medios nacionales enviaban información, y hasta candidatos se políticos se pronunciaron haciendo de este caso un tema mediático y político; fue esto mismo lo que hizo que la fiscalía realmente pusiera manos en el asunto y esclareciera tantas dudas que se habían generado.
Las cámaras que no servían y terminaron funcionando correctamente, era tanto la fuerza mediática con la que se hablaba de la hoy occisa Debanhi Escobar, que las autoridades le dieron la importancia y comenzaron a hacer búsquedas forenses. Por lo que surge una nueva pregunta: ¿Quién tiene acceso a la justicia? Porque las autoridades dejaron claro que no si no se vuelve viral, o quien ostenta de recursos económicos, o personas influyentes no tiene importancia y sólo es un número más en una triste estadística.
Tal fue el empeño que puso el gobierno en encontrarla que descubrieron cinco cuerpos más en los primeros días de la investigación, reafirmando lo anterior, fueron personas que no sonaron en las noticias o se hicieron virales, de familias que no tenían el capital económico o cultural para poder hacerse sonar, pero ahí estaban, bajo tierra. No sólo es Debanhi, son cientos y miles de personas que están desapareciendo todos los días en todo México, uno de los países con mayor impunidad y corrupción del mundo.
El caso conmocionó tanto, que muchas usuarias de redes sociales hicieron una dinámica donde ponían su nombre propio acompañado de la palabra “hallada” en el buscador de Internet y a cada una de ellas había una noticia de otra persona desaparecida, esto con el objetivo de visibilizar y denunciar la situación tan delicada que viven las mujeres en México.
MÁS CUERPOS HALLADOS
Como se mencionó anteriormente, en la búsqueda de Debanhi se encontraron cinco cuerpos de otras mujeres, y no es el único caso en que sucede esto, por ello es que muchas personas, familias de las víctimas, han decidido organizarse y han creado colectivos de búsqueda de personas desaparecidas. Uno de ellos es del que habló Alejandra Robles: “Madres Buscadoras de Sonora”, liderado por Cecilia Flores, presidenta fundadora de colectivo y madre de Alejandro Guadalupe, quien desde octubre de 2015 fue raptado por un grupo de hombres armados en Los Mochis, Sinaloa, y desde entonces junto con otras 1,800 integrantes que se suman con picos y palas en sus manos, realizan brigadas para buscar a sus hijos e hijas quienes fueron desaparecidos en contextos violentos y feminicidas. Cada 10 de mayo estas mujeres salen a buscar lo que ellas llamas “tesoros”, a la fecha habiendo localizado más de 300 cuerpos y restos humanos, así como cerca de 600 personas con vida.
El caso de Debanhi Escobar destapó una serie de situaciones de impunidad, violación de derechos humanos y una de muchas “coladeras”, donde no se sabe exactamente lo que se puede encontrar. No obstante, como sociedad es importante que cada uno de estos casos no sea aislado, sino que sirva para poder crear cambios significativos, darle paz y justicia a cada una de las víctimas desaparecidas.
FACTORES A CONSIDERAR Y CONCLUSIONES
Existen muchos temas que deben seguir siendo considerandos por su importancia para poder darle una lectura completa a eventos como éste, y no dejarlos como casos aislados de un feminicidio más, Alejandra Robles mencionó que “debemos seguir luchando para que a las familias les sea garantizada en los más altos estándares la reparación integral del daño, que, aunque irreparable, un feminicidio no termina en el asesinato de la víctima, sino que trasgrede a una familia entera, deja hijos huérfanos, cuartos vacíos, pupitres vacíos y deja a una sociedad entera con miedo”.
Y añadió que “es necesario seguir tejiendo redes de apoyo como mujeres y tomar consciencia como sociedad, sin embargo, no perder de vista que el foco debe salir de la vulnerabilidad de las víctimas e ir hacia el problema: los violentadores, los que están dentro y fuera de las instituciones, ya que de no hacer eso estaríamos neutralizando la violencia y reduciéndolo a un problema de las víctimas cuando nos enfrentamos un problema mundial y sistemático”.