Cuando los Segundos Cuentan
PANORAMA
El proceso para la atención de emergencias se puede describir por el acrónimo CDAI, ya que comprende lo siguiente:
• Captación de los hechos que ocurren en un entorno.
• Detección de una situación de emergencia en los hechos captados.
• Alertamiento a las corporaciones pertinentes para atender el tipo de emergencia detectada.
• Intervención de las corporaciones alertadas para atender la emergencia detectada.
De tal suerte que las posibilidades de éxito dependerán de que:
1. Se capten hechos en los que se puedan presentar o no una situación de emergencia, y se entreguen a quien pueda detectarla con certeza razonable.
2. Dentro de los hechos captados, se detecte la presencia de una situación de emergencia.
3. Se emita un alertamiento a las corporaciones pertinentes para atender el tipo de emergencia detectada.
4. Las corporaciones alertadas dispongan de la capacidad para atender la emergencia detectada. Todo ello en un marco de tiempo en el que sea posible evitar, detener e incluso revertir los daños o pérdidas. En un contexto comunitario la captación de los hechos suele realizarse a través de los sistemas de vigilancia, como las alarmas o botones de pánico, la geolocalización o la videovigilancia, y de las personas presentes en el entorno en que ocurren. Donde la “capacidad de captación” en el primer caso está determinada por el “campo de cobertura” de los dispositivos de los sistemas, y en el segundo caso, de que las personas presentes se percaten de los hechos, y que dispongan de algún medio de comunicación a una instancia con la capacidad de valorarlos, como puede ser el servicio telefónico 9-1-1.
Asimismo, la detección y el alertamiento suelen ser responsabilidad de los Centros de Atención de Emergencias (CAE), como los C2, C4 y C5, que cuentan con personal capacitado para valorar los hechos captados y detectar, con certeza razonable, una situación de emergencia, tipificarla, y emitir el alertamiento a las corporaciones pertinentes para su atención. Donde la “capacidad de detección y alertamiento” está determinada principalmente por la cantidad y competencia (conocimientos, destrezas, habilidades y criterios) del personal operativo en estos centros.
Finalmente, la intervención la realizan las corporaciones de asistencia, ya sean institucionales de policía o seguridad pública en general, las fuerzas armadas, protección civil, rescate y urgencias médicas, o privadas de naturaleza especializada, hidráulicas, eléctricas, de gas, ductos de combustible o salvaguarda nuclear. Donde la “capacidad de intervención” está determinada por la cantidad de recursos disponibles en las corporaciones alertadas, al momento de ocurrencia de una situación de emergencia.
PERSPECTIVA
La atención de emergencias, como cualquier otra actividad en un contexto social, enfrenta un problema de “administración de recursos escasos”, en forma de perfiles CDI, de Carencias (no hay), Deficiencias (no es lo adecuado) e Insuficiencias (no es suficiente). Problema que acota y compromete el potencial de efectividad operativa, y por ende las posibilidades de éxito. Algunos de estos factores, de manera enunciativa mas no limitativa, son los siguientes:
Captación:
1. Las capacidades y limitaciones funcionales de los dispositivos de los sistemas de vigilancia, en particular su afinidad con la forma física de los hechos que ocurren, por ejemplo, una cámara no puede captar una fuga de gas, un sensor de gas no puede captar la maniobra de un carterista y un botón de pánico no se activa solo.
2. El campo de cobertura de los dispositivos de los sistemas de vigilancia, o el alcance de detección sensorial de las personas, por ejemplo, una cámara no puede captar lo que ocurre fuera de su campo visual, y una persona no puede ver lo que ocurre a su espalda, ni escuchar si tiene problemas auditivos.
3. La disponibilidad de medios de comunicación, así como el desconocimiento de las personas con quién o a dónde reportar los hechos, o bien su incapacidad para comunicarse, por ejemplo, discapacitados verbales o extranjeros con desconocimiento del idioma local.
DETECCIÓN Y ALERTAMIENTO:
1. Saturación de información, por la concurrencia de múltiples hechos captados y entregados al CAE, por ejemplo, los mosaicos de más de 16 ó 32 imágenes, o las llamadas del servicio telefónico 9-1-1, con un porcentaje superior al 60% de casos no procedentes, que dificultan la detección oportuna de situaciones de emergencia.
2. Imprecisión de la información, por malfuncionamiento de los dispositivos de los sistemas de vigilancia, o limitaciones de expresión en las personas a través del servicio telefónico 9-1-1, por encontrarse en estado de conmoción y alteración emocional.
3. El perfil CDI en las competencias del personal operativo para detectar situaciones de emergencia, inmersas y mimetizadas en el cúmulo de hechos captados, así como seleccionar las corporaciones pertinentes para atender cada tipo de situación, y emitirles el alertamiento correspondiente.
INTERVENCIÓN:
1. El perfil CDI de los recursos operativos de la corporación en el momento de recibir el alertamiento para atender una emergencia, específicamente, el número de vehículos y elementos, disponibles para acudir con oportunidad al sitio de ocurrencia.
2. El sentido de obligatoriedad y nivel de prioridad asignada por la corporación a los alertamientos recibidos desde el CAE, es decir, si se considera obligado o no, y qué tanta prioridad le da a dichos alertamientos.
CONCLUSIÓN
La atención de emergencias es una cadena de trabajo de equipo, donde la deficiencia de un eslabón hace fallar todo el proceso. Donde el recurso humano es el factor crucial, y en el que no valen los protagonismos individuales, sino el resultado final, sometido a falsas expectativas y generalizaciones, con el CAE como el componente más visible ante la ciudadanía. Un proceso sin héroes o aplausos, sólo pérdidas y por ello de villanos y culpables. De profesionales en las sombras, haciendo el mejor de los esfuerzos para atender con la mayor rapidez posible, porque saben que para preservar una vida… los segundos cuentan.