EL AUTOCUIDADO COMO CULTURA EN PREVENCIÓN Y SEGURIDAD
Desde el punto de vista de seguridad, el autocuidado consiste en la organización, preparación y puesta en práctica de medidas y actividades de prevención y control de riesgos intencionales a fin de evitar ser víctimas de actos delictivos
La cantidad y diversidad de actividades delictivas que afectan a los ciudadanos y a las empresas, van cada vez en aumento principalmente en los paises de América Latina; los diferentes gobiernos ensayan una y otra vez con políticas de seguridad ciudadana que en la mayoría de los casos han sido concebidas para el periodo de gobierno del respectivo mandatario, es decir no se garantiza la continuidad en el tiempo y lo más probable es que al terminar los periodos presidenciales, quienes hayan sido elegidos para un nuevo periodo implementan unas nuevas políticas.
Otra característica adicional es que en la mayoría de dichas políticas se contemplen aspectos desde el punto de vista preventivo haciendo énfasis en aquellas actividades bajo la responsabilidad de las autoridades policiales y poco se plantea en cuanto al involucramiento de la ciudadanía en temas preventivos a fin de mantener bajo control los diferentes factores de riesgo originados en actividades criminales y al mejoramiento de destrezas y habilidades para que estos se involucren de manera responsable en el aspecto donde tiene mayor influencia como lo es la adopción de hábitos y comportamientos previsivos y seguros.
En el ámbito empresarial, la educación en prevención se constituye en un factor esencial en la estrategia del negocio y aporta al logro de los objetivos organizacionales y a la generación de valor para la empresa y para la sociedad.
El término Autocuidado se viene utilizando desde hace mucho tiempo en la medicina y su propósito es asignarle a las pacientes responsabilidades en el cuidado de su propia salud, mediante el desarrollo en ellos de aptitudes y actitudes para prevenir y evitar enfermedades, y cuando se padece de una de ellas, tener hábitos dirigidos a retardar su evolución.
El Autocuidado no es una conducta egoísta, por el contrario es un modelo participativo que involucra la responsabilidad individual ligado a comportamientos colectivos, para desmotivar las conductas inseguras e incentivar las conductas seguras dirigidas a evitar sucesos no deseados; si queremos cuidar de nuestros allegados, antes de cualquier otra cosa, debemos cerciorarnos de asegurar nuestro propio bienestar, basta observar la práctica cotidiana previa al despegue de todos los vuelos comerciales, cuando las azafatas dan las instrucciones de seguridad indicando que en caso de una despresurización caerán las máscaras de oxígeno, acto seguido hacen la demostración de cómo usarlas y son enfáticas al recomendar: “Si viaja con niños o adultos mayores, primero colóquese usted la máscara y después auxilie a las personas vulnerables”.
Esto por una sencilla razón: si en una situación de emergencia, que regularmente es caótica, usted hiciera lo contrario, podría pasar un tiempo considerable que le impidiera ponerse su propia máscara para salvar su vida y estar pendiente de la de sus acompañantes.
Desde el punto de vista de seguridad y prevención de riesgos que tienen origen en actividades criminales, comenzamos a utilizar el término Autocuidado desde principios de la década de los años noventa en el siglo pasado, para promover el desarrollo de hábitos y comportamientos previsivos, preventivos y seguros, basándonos en las prácticas ya implementadas en el área de salud y seguridad en el trabajo, teniendo en cuenta tres piedras angulares para la implementación y consolidación de una “Cultura de Prevención y Autocuidado”, a saber:
1. APTITUD
Consiste en la idoneidad que se adquiere y desarrolla mediante acciones de capacitación, entrenamiento y sensibilización (promoción de la “Cultura de Prevención y Autocuidado”), comenzando por el conocimiento del contexto y la familiarización con los diferentes entornos donde la persona desarrolla sus actividades: el residencial, el laboral, el social y el de desplazamientos, la comprensión de los diferentes problemas sociales que aquejan a cada entorno tales como delitos de mayor incidencia, modus operandi de los delincuentes y lugares de mayor ocurrencia de conductas criminales.
Este aspecto tiene mucho que ver con la “Previsión” que debe contemplarse en el proceso de “Planeación” de las diferentes actividades para anticiparnos a los acontecimientos de probable ocurrencia identificando los riesgos a que estamos expuestos, para contemplar planes de acción y tener en mente las medidas de control adecuadas que deben ir dirigidas a eliminar o evitar el riesgo evitando la causa o la exposición y minimizar la probabilidad de ocurrencia disuadiendo las fuentes de peligro, eliminando o reduciendo la exposición.
2. ACTITUD
Tiene que ver con los aspectos comportamentales de cada individuo, qué tan atento o que tan distraído se mantiene, cuál es su Nivel de Alerta (alto, medio o bajo), de acuerdo con cada circunstancia en particular. La actitud puede ser determinante en la “Detección Temprana” de los diferentes riesgos, al estar atentos podemos percatarnos de actividades inusuales o sospechosas, si nos damos cuenta que estamos siendo observados o que los delincuentes nos quieren tomar como objetivo, tendremos en nuestras manos la posibilidad de evitar la materialización del riesgo, retardar su evolución y quitarle el factor sorpresa al agresor reduciendo o eliminando las probabilidades de lograr su objetivo.
3. RESPUESTA
La preparación previa soportada en el poder del conocimiento, permite contar con diferentes opciones para elegir la respuesta adecuada que nos conduzca a afrontar positivamente situaciones adversas y evitar el daño; al actuar preventivamente tenemos en nuestras manos la posibilidad de ganar tiempo y distancia para reaccionar de una manera efectiva sin necesidad de enfrentar al agresor ni poner en riesgo nuestra integridad, actuar con base en planes de contingencia tomando acciones para reducir consecuencias potenciales y mitigar los impactos del riesgo en caso de que este se materialice; además, disfrutaremos de la tranquilidad y bienestar que nos proporciona el hecho de no tener que sufrir los traumas causados por los actos delictivos.
En síntesis, desde el punto de vista de seguridad, el autocuidado consiste en la organización, preparación y puesta en práctica de medidas y actividades de prevención y control de riesgos intencionales, que adoptan los ciudadanos para asumir como propia la responsabilidad primaria de su directa e inmediata protección, a fin de evitar ser víctimas de actos delictivos, ello implica una participación más activa e informada de las personas en el cuidado de su propia seguridad.
OBJETIVOS DEL DESARROLLO DE UNA “CULTURA DE PREVENCIÓN Y AUTOCUIDADO”
• Desarrollar destrezas y habilidades en la ciudadanía y en los grupos de población vulnerable a fin de que se involucren de manera responsable en el aspecto donde tienen mayor influencia, como lo es la prevención y la adopción de hábitos y comportamientos previsivos y preventivos.
• Promover la corresponsabilidad ciudadana en la prevención, mitigación y tratamiento de los diversos factores de riesgo originados en el delito.
Incrementar la capacidad preventiva por parte de los ciudadanos incentivando en ellos la adopción de hábitos y comportamientos seguros que conduzcan a disminuir la probabilidad de ser víctimas de actos que atenten contra su libertad e integridad personal.