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Huachicol: delito sin delincuentes y con aplaudidores cambiantes

Mientras el nuevo gobierno presume decomisos históricos de combustible robado, persiste el misterio sobre su origen, sus responsables... y el silencio de Pemex.

Ser porrista de la 4T no debe ser tarea sencilla en estos días. Quienes ayer celebraban con fervor que el huachicol había sido erradicado bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, hoy aplauden con el mismo entusiasmo los megadecomisos de gasolina robada durante los primeros días de Claudia Sheinbaum.

No hay duda de que los recientes golpes encabezados por Omar García Harfuch contra el crimen organizado dedicado al robo de combustibles son relevantes. Sin embargo, hay algo extraño: seguimos ante un delito sin delincuentes visibles. Aparece la mercancía robada, pero no hay rastro de quién la sustrajo, quién la compró, ni siquiera quién se queja por haberla perdido.

El caso del decomiso de 15 millones de litros de gasolina ilustra bien esta paradoja. El combustible viajaba en dos trenes que, al parecer, se movían como fantasmas: nadie los vio partir, nadie supo su destino. Circulaban sin dejar huella aparente en aduanas, en el SAT, en la Secretaría de Energía, en la Guardia Nacional... y, por supuesto, sin que Pemex manifestara preocupación alguna por esa "pequeña" pérdida.

Todo indica que para atrapar a los que están fuera de la ley, García Harfuch también tendrá que voltear a ver —y atrapar— a quienes, en teoría, están del lado de la ley.