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Pobladores de Jilotepec mantienen retenidos dos mega-reactores de Pemex

Por demandas sociales no atendidas, dos reactores estratégicos para la refinería de Tula llevan cinco meses varados en la autopista México-Querétaro.

Desde hace cinco meses, habitantes del municipio de Jilotepec, Estado de México, mantienen “secuestrados” dos mega-reactores de Pemex como medida de presión para exigir obras públicas y mayor seguridad en la región.

Los equipos, de más de 500 toneladas cada uno, son parte clave de la reconfiguración de la Refinería de Tula, un proyecto valuado en más de 7 mil millones de pesos. Sin embargo, se encuentran varados a unos 60 kilómetros de su destino final: uno frente a una gasolinera en Encinillas, y el otro en un terreno baldío en la carretera hacia Calpulalpan, Tlaxcala.

Los reactores, fabricados en India por la firma Larsen & Toubro, recorrieron casi 14 mil kilómetros hasta llegar al Puerto de Altamira en Tamaulipas. Su traslado comenzó en enero, pero quedó detenido por el bloqueo de los ejidatarios, encabezados por el Alcalde Rodolfo Noguez Barajas (PRI), quienes reclaman atención ante la violencia, extorsiones y conflictos entre transportistas.

Pemex reconoció que, aunque el traslado de los equipos es independiente a los conflictos locales, el movimiento vecinal ha utilizado la situación como herramienta de negociación.

El retraso impacta directamente en la operación de la Refinería de Tula, que apenas alcanzó un 64% de su capacidad instalada en el primer trimestre de 2025 —muy por debajo del promedio de 90% en refinerías estadounidenses— y mantiene una producción de combustóleo del 35%, comparado con el 1% en EE.UU.

Los reactores están diseñados para el proceso de hidrotratamiento, clave para reducir el contenido de azufre en gasolinas y mejorar la calidad del combustible. Su llegada a la planta permitiría a Pemex Transformación Industrial optimizar procesos y avanzar en la transición hacia combustibles más limpios.