Regalo aéreo a Trump divide a republicanos por riesgos de seguridad
El avión de lujo ofrecido por la familia gobernante de Qatar para uso presidencial genera preocupación entre legisladores republicanos, quienes advierten sobre posibles amenazas a la seguridad nacional.
WASHINGTON, D.C.- Legisladores republicanos expresaron este martes su inquietud por el ofrecimiento de un avión de lujo, valuado en 400 millones de dólares, que la familia gobernante de Qatar quiere donar a Estados Unidos para su uso como avión presidencial durante el mandato de Donald Trump.
Aunque la propuesta ha sido respaldada por el propio Trump, varios republicanos —especialmente aquellos que integran comités del Congreso relacionados con defensa y seguridad— advirtieron sobre posibles riesgos, como la instalación de dispositivos de vigilancia extranjeros o la falta de capacidades técnicas requeridas para operar como centro de comando aéreo.
“La revisión del avión implicaría un proceso costoso y complejo”, señalaron legisladores, quienes insistieron en que el aparato debería someterse a pruebas exhaustivas para detectar cualquier tecnología oculta o fallas operativas.
El líder de la mayoría en el Senado, John Thune, advirtió que el acuerdo, aún no oficial, enfrentará un “escrutinio considerable”. “Hay muchos aspectos de este asunto que merecen una revisión seria”, dijo.
El senador Todd Young se mostró particularmente preocupado: “Siempre que se acepta un regalo de un país extranjero —incluso de aliados— hay un riesgo. El avión podría tener dispositivos de escucha”, declaró al Wall Street Journal, añadiendo que el tema debería pasar por comités de seguridad del Congreso.
Las objeciones republicanas contrastan con las más duras críticas de los demócratas, quienes califican el regalo como una posible violación constitucional. No obstante, la oposición dentro del propio Partido Republicano representa una de las raras fracturas en torno a Trump.
El avión, actualmente propiedad de la familia real catarí, sería reacondicionado por contratistas estadounidenses para cumplir con los estrictos requerimientos del transporte presidencial. Según los planes, tras el mandato de Trump, la aeronave se exhibiría en su biblioteca presidencial.
Sin embargo, expertos y legisladores dudan de su viabilidad. “Estos aviones incorporan sistemas de comunicación y defensa tan sofisticados que ni siquiera los periodistas que viajan a bordo pueden fotografiar ciertas áreas”, recordó un funcionario consultado.
La senadora Susan Collins subrayó: “Sería necesario revisar y depurar cada componente del avión para garantizar que no haya espionaje. Es una preocupación real”. En la misma línea, el senador John Cornyn advirtió: “Si nuestros adversarios tuvieran la oportunidad de plantar algo en ese avión, lo harían con gusto”.
A pesar de ello, Trump reafirmó su deseo de aceptar la oferta. Desde sus redes sociales escribió: “Solo un idiota rechazaría este obsequio en nombre del país”, calificándolo como una “recompensa” por parte de Qatar. En entrevista con Fox News, lo describió como “un gesto hermoso” y llamó “estúpidos” a sus detractores.
Desde Qatar, donde realiza una visita oficial, el exmandatario defendió el plan asegurando que ahorraría cientos de millones de dólares a los contribuyentes.
Pero las dudas persisten. El senador Mike Rounds alertó sobre los desafíos de adaptar un avión extranjero a estándares presidenciales. Thom Tillis afirmó que cada centímetro deberá ser revisado y aprobado bajo estrictas pruebas de aeronavegabilidad. James Lankford fue más tajante: “Tomaría años ponerlo a punto. Y no sé si siquiera es posible”.
Solo algunos republicanos, como el senador Markwayne Mullin, se mostraron menos preocupados. “Lo van a desmantelar entero”, dijo, restando importancia a los riesgos.
Por ahora, la decisión está en el aire. Pero las tensiones internas revelan que el regalo, lejos de ser bien recibido de forma unánime, se ha convertido en un asunto delicado en materia de política, diplomacia y seguridad nacional.