Tabasco y Sinaloa inician 2025 entre ataques y masacres.
El último día de 2024 y las primeras horas del nuevo año estuvieron marcadas por violencia, incendios y ejecuciones.
Tabasco y Sinaloa cerraron 2024 e iniciaron 2025 con una ola de violencia que refleja la disputa entre grupos criminales y la falta de control sobre sus territorios.
En Tabasco, durante las últimas horas del 31 de diciembre, Villahermosa vivió ataques coordinados contra comercios, vehículos y las instalaciones de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana estatal (SSPC). Cuatro establecimientos, incluidas tiendas de conveniencia y una gasolinera, fueron incendiados, además de dos vehículos particulares afectados.
Aunque el Gobierno estatal minimizó la gravedad de la jornada al destacar que no hubo homicidios durante esa noche, el vocero Fernando Vázquez no mencionó los daños y el temor que obligó a los habitantes a resguardarse en sus hogares.
La violencia en Tabasco está marcada por la disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el grupo "La Barredora", lo que ha incrementado los asesinatos en la entidad en un 260% durante el último año.
En Sinaloa, la situación no fue diferente. A pesar del despliegue de 5 mil elementos de seguridad en zonas como Culiacán, Mazatlán y Ahome, el estado cerró el año con siete asesinatos en el último día de 2024.
Al amanecer del 1 de enero de 2025, las autoridades encontraron los cuerpos decapitados de tres hombres en Culiacán, a la altura del entronque de la carretera hacia El Dorado. Otro hombre fue asesinado en la Colonia República Mexicana de la misma ciudad.
Esta violencia responde a la pugna entre facciones del Cártel de Sinaloa: “Los Chapitos” contra “Los Mayos”, que ha intensificado los enfrentamientos desde septiembre pasado.
La violencia no cede
A nivel nacional, 2024 cerró con un promedio de 81 homicidios diarios, totalizando 29,820 asesinatos en el año, una cifra ligeramente superior a los 29,713 registrados en 2023.
Aunque las autoridades han prometido reforzar la seguridad, los eventos en Tabasco y Sinaloa evidencian que los grupos criminales siguen operando con impunidad, afectando a miles de ciudadanos y perpetuando un ciclo de terror que parece no tener fin.