GESTIÓN DE RIESGOS EN CENTROS EDUCATIVOS.
Depresión, ansiedad y trastornos mentales, como los principales problemas de salud y seguridad en estudiantes de todo el mundo.
Hace diez años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un informe titulado ‘Health for the world’s adolescents’, en el que arrojó resultados alarmantes, por ejemplo, que la depresión es la principal causa de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes de ambos sexos de edades comprendidas entre los 10 y los 19 años, y el suicidio ocupó el tercer lugar entre las causas de mortalidad, presentando los primeros síntomas de trastornos mentales a los 14 años de edad.
En noviembre de 2019, a través de un comunicado de prensa, UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, por sus siglas en inglés) y la OMS (Organización Mundial de la Salud) compartieron la importancia de incluir programas de ayuda emocional en las escuElas, principalmente para las y los adolescentes, ya que, informaron, más del 20% de los adolescentes de todo el mundo sufren trastornos mentales; alrededor del 15% de los adolescentes de países de ingresos medios y bajos se ha planteado el suicidio, mismo que se convirtió, en ese año, en la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años.
La salud mental ha sido poco priorizada en el mundo, sin embargo, las afectaciones a ésta muestran una tasa relevante de muerte al año, siendo la depresión un factor clave y tratable para evitar ese trági- co desenlace. La pandemia por COVID-19 cambió totalmente la vida de las personas y contribuyó a que sectores de la sociedad, como niños y adolescentes, sufrieran de violencia y presentaran problemas de ansiedad, depresión y suicidio.
En el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ‘Health at a Glance 2023’, comunicó que, en el año 2020, en plena crisis sanitaria, los índices de depresión en México crecieron un 71%, en comparación con los niveles de 20191, y la ansiedad se presentó en cinco de cada 10 personas, de hecho, hasta el año 2022, todavía dos de cada diez personas presentan ansiedad y depresión a raíz de la pandemia, y lo más alarmante es que, en ese mismo año, “el suicidio fue la cuarta causa de muerte más común en niños y adolescentes de 10 a 14 años y la tercera en el grupo de jóvenes de 15 a 24 años”.
Queda claro que la salud mental debe priorizarse en las políticas públicas, sin embargo y pese a los datos presentados, pocas son aquellas instituciones que lo tienen presente y llevan a cabo programas que supervisen y apoyen a los adolescentes que presentan situaciones de riesgo. Una estrategia para esta problemática, es contar con un Plan de Gestión de Riesgos de Trastornos mentales en estudiantes, dirigido por personas capacitadas y profesionales.
CRISIS MENTALES POSPANDEMIA
A cuatro años y medio de que inició la pandemia por COVID-19, y a un año de que en México pone fin a la emergencia sanitaria, los estragos físicos, sociales, económicos y mentales siguen presentándose en las personas. Los niños que nacieron en 2020, los llamados ‘pandemials’, los niños que interrumpieron su educación preescolar presencial para adaptarse a clases virtuales, y los niños que ahora son adolescentes y se integran a las secundarias y preparatorias, son quienes presentan retos significativos ante estos cambios de soCialización y comportamiento.
“Las crisis emocionales no tratadas en los jóvenes pueden manifestarse en problemas de conducta, bajo rendimiento académico e incluso situaciones de violencia. De ahí la importancia de crear programas de Prevención de riesgos, salud, seguridad y bienestar de las organizaciones estudiantiles. De ahí la importancia de implementar programas de salud y apoyo que aborden estas crisis mentales. Es nuestra responsabilidad crear ambientes seguros, inclusivos, a través de la prevención de riesgos, que contemplen la salud, seguridad y bienestar de las organizaciones estudiantiles”, comentó en el roadshow organizado por Seguridad en América, Antonio Bellorín, Chief Security Officer en el Tecnológico de Monterrey.
Los responsables de la Seguridad en los Centros Educativos, ahora, no sólo están comprometidos con la seguridad física de la comunidad estudiantil y de las instalaciones, sino que también conllevan en sus responsabilidades, preservar la integridad psicológica de estos, reto al que desde hace muchos años se enfrentan, no sólo a raíz de la pandemia por COVID-19.
“Hay tres principales causas de gravedad entre los adolescentes: la depresión, ansiedad y los trastornos de comportamiento como principales causas de enfermedad y discapacidad entre adolescentes, de acuerdo a información de la OMS. Mientras que, localmente, estamos frente a un reto global, en donde el bienestar mental y emocional de quienes protegemos a las comunidades educativas cambió de rol y de posición; ahora ante este escenario, nuestras herramientas más poderosas, no sólo son las que nos brindan los sistemas de seguridad física, sino que ahora la empatía y la comprensión, son las armas que nos van a apoyar para brindar espacios de seguridad y certeza para los miembros de nuestra comunidad”, destacó el especialista.
NUEVOS RETOS DE LA GESTIÓN DE RIESGOS DE SEGURIDAD
En Seguridad cada día es diferente, los retos van cambiando de acuerdo al entorno, al contexto, la geografía, el sector, para ello la actualización constante del análisis de riesgos es fundamental para preservar la seguridad e integridad de quienes protegen y son protegidos. Para lograr un entorno de aprendizaje y positivo en los centros educativos, es necesario generar protocolos de prevención, detección y respuesta, que contemplen la integridad psicológica de la comunidad.
“Estamos comprometidos junto con las otras áreas funcionales que tienen parte de esta responsabilidad, a preservar la integridad psicológica de quienes confían en nosotros. Somos la primera línea de defensa, somos la ayuda visible para los elementos de seguridad o protección que la comunidad tiene a su disposición, desde los oficiales de seguridad hasta nuestras líneas de atención o canales de emergencia para comunicar incidentes o situaciones que puedan afectar el bienestar integral de cualquier miembro de la comunidad”, señaló Antonio Bellorín.
Los nuevos retos de la Gestión de Riesgos de Seguridad en Centros Educativos, fueron enumerados en tres por el especialista: uno, mayor conocimiento sobre la salud mental; dos, erradicación de la estigmatización, y tres, identificación temprana de problemas de salud mental.
RIESGOS EN INSTITUCIONES EDUCATIVAS
Además de la situación psicológica a la que se enfrentan actualmente los adolescentes y los responsables de Seguridad, existen otros riesgos persistentes, como es el robo, secuestro, feminicidios, venta y compra de drogas y estupefacientes, o asalto a los estudiantes en transporte público como se ha visto recientemente en municipios como Naucalpan, en el Estado de México.
“Debemos tener presente los riesgos de seguridad en los centros educativos, contemplando a todos los integrantes de la comunidad: estudiantes, el personal docente, administrativo y de servicios, las familias, los voluntarios y los visitantes”.
Bellorín explicó que algunos de los principales riesgos específicos en constante evolución son:
• Violencia. Existencia de conflictos y agresión física o verbal entre estudiantes o personal.
• Acoso escolar. Comportamientos intimidatorios, burlas o exclusión que afectan negativamente a otros estudiantes.
• Riesgos de Suicidio. Sentimientos de desesperanza y aislamiento que aumentan el riesgo de autolesiones o suicidio.
• Abuso de sustancias. La presencia de consumo de drogas o alcohol que afecta la salud y seguridad de los estudiantes.
• Intimidación. Comportamientos amenazantes y coercitivos que generan temor y estrés en los estudiantes.
• Crisis emocionales y conflictos interpersonales. Situaciones que generan comportamientos disruptivos y perjudiciales para el ambiente escolar.
ESTRATEGIAS DE GESTIÓN Y PREVENCIÓN: PLANES DE MITIGACIÓN
Una vez que se tienen visibles los riesgos a los que se enfrentan actualmente los miembros de la comunidad educativa, existen diferentes estrategias que se pueden implementar de manera colaborativa con las demás áreas que tienen que ver con la salud y bienestar de los estudiantes, Antonio Bellorín recomendó las siguientes:
• Implementar Programas de Prevención de Situaciones de Vulnerabilidad. Por ejemplo, el método RULER, el cual “se centra en el desarrollo personal y profesional de los profesores y las familias para que puedan ser modelos y competentes para educar emocional y socialmente a los alumnos”. También se puede aplicar el modelo QPR (por sus siglas en inglés: Question, Persuade, Refer), el cual es un entrenamiento práctico de primeros auxilios para la prevención del suicidio. Así como el Testigo Activo, aquí participan todos los miembros de la comunidad estudiantil, para detectar conductas de riesgo, por lo que es importante capacitar al personal para reconocer estas señales no verbales que pueden significar una alerta de una persona que está teniendo ansiedad, depresión o estrés.
• Programa de bienestar integral. Es importante brindar una capacitación constante y específica al personal, sobre estos trastornos mentales para la identificación de riesgos psicosociales y apoyo a personas afectadas antes, durante y después de una crisis emocional, fomentando la confianza en la toma de decisiones seguras en situaciones difíciles.
• Programa de Prevención y Respuesta ante Suicidio. Capacitación para observar y reconocer los gestos y señales no verbales que pueden indicar angustia emocional. Procedimientos de respuesta y las mejores prácticas en la intervención en caso de suicidio.
• Programas de Prevención del Acoso Escolar. Capacitación para estudiantes y personal escolar, políticas de tolerancia cero y mecanismos de reporte y respuesta rápida a incidentes de acoso.
• Programas de apoyo a padres. Vinculación y comunicación directa con los padres.
• Uso de sistemas y tecnologías de seguridad. Inteligencia Artificial y Análisis de Datos.
• Programa de Formación para Formadores. Dirigido a profesores, tutores y estudiantes mentores.
• Programas de Contención. Recursos y apoyo psicológico para manejar el estrés y el impacto emocional del trabajo, dirigido a primeros correspondientes y personal de consejería.
• Programa de Postvención. Acciones de apoyo y asistencia que se implementan luego de una muerte por suicidio, dirigido a familiares y testigos.
• Programa de Promoción de Conductas Adecuadas. Introducción de contenidos vinculados con la seguridad en el currículo escolar, como parte de la formación permanente.
“Los retos del mundo en el que vivimos, nos reclaman concebir a la Gestión de Riesgos de Seguridad como un componente integral de la Gestión Institucional. Hoy asumimos el compromiso con el bienestar y la seguridad emocional de quienes confían en nosotros, con ello, creamos un entorno en el que las personas puedan sentirse valoradas y protegidas; lo que también ayuda a mejorar la productividad, la moral y la reputación de la institución en su conjunto”, concluyó el especialista.
Las estadísticas no mienten, y ante esta alarmante situación entre los niños y adolescentes, todo el apoyo posible, capacitación, implementación de programas y estrategias para los trastornos mentales, el estrés y la ansiedad, contribuirán en la mejora de la seguridad e integridad de la comunidad educativa.